No se trata de estar siempre feliz
Ni de repetir frases bonitas para atraer abundancia.
 

Se trata de mirar con presencia todo lo que aún duele.
Rechazo. Abandono. Vergüenza. Envidia.
 

Reconocer esas emociones… sin juicio. Solo así se abre el verdadero camino.

Al asistir cada clase, te abrirás a los siguientes beneficios:

1. Autoconocimiento y claridad: Cada tema semanal te invita a mirar hacia adentro, comprenderte mejor y tomar decisiones alineadas con tu verdadero ser.

2. Liberación del estrés y las emociones bloqueadas: A través de la meditación y la respiración consciente, disuelves tensiones y encuentras calma en tu día a día.

3. Crecimiento personal y espiritual: Reflexionar sobre un tema cada semana te ayuda a integrar aprendizajes y transformar patrones que ya no te sirven.

4. Mayor conexión contigo y con los demás: Compartir este espacio con otras personas crea un sentido de comunidad, apoyo y resonancia.

5. Alineación con tu propósito: Al darte un momento para la introspección, podrás reconocer lo que necesitas en cada etapa de tu camino y avanzar con mayor confianza.

"La Meditación te ancla en el momento presente, lejos de las preocupaciones del pasado o del futuro, para vivir con mayor plenitud."

No estás rota, estás desconectada de lo que eres

1. Vivimos sin pausa, sin respirar conscientemente, y cuando todo se detiene, aparece el vacío que tanto evitamos.
Porque debajo del ruido, lo que más duele es no saber cómo estar con una misma.

2. Hay partes de ti que llevan años esperando amor y atención.
Y mientras las ignoras, se expresan como ansiedad, insatisfacción y autoexigencia.

3. Los mismos pensamientos vuelven una y otra vez, drenándote.
Y los enfrentas con juicio, en lugar de compasión.
No es que no puedas parar: es que no sabes cómo tratarte con ternura.

4. Sigues creyendo que controlar todo te dará paz, pero solo te aleja del presente.
Tus creencias sobre el esfuerzo y el control te están impidiendo soltar.
Y sin soltar, no hay disfrute.

5. No te das permiso para descansar de verdad.
El silencio te incomoda porque nunca te enseñaron a habitarlo.
Tu mente está sobreestimulada, pero tu alma grita por espacios de calma, presencia y conexión real.